Cuando el barbero cerceno de un navajazo certero, la patilla y la oreja a su cliente, este dio un grito estremecedor.
El mismo grito que dio en el burdel Rachel, cuando abrió aquel regalo.
martes, 29 de junio de 2010
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Guahh, y si grito yo? muy buena ficción mi querido amigo
ResponderEliminarEvocador Van Goghiano.
ResponderEliminarHola RC, gracias por pasar, grita mientras sea de alegria.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Carlos, evocación de una creencia equivocada.
ResponderEliminarGracias por pasar.Un abrazo.
Asi es Jesus, menuda reliquia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fantástico. Breve, escueto, conciso y directo. Muy bueno TR.
ResponderEliminarMicro de regalo. Espero contar con él la semana que viene en mi Microinvitado.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola Arwen gracias por tu comentario.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Serafín no hay problemas publicalo cuando quieras.
ResponderEliminarUn abrazo
Una oreja viajera y sorprendente, por la sorpresa del que la descubre je je
ResponderEliminarAbrazotes
Hola canoso, menuda sorpresa al abrir el paquete.
ResponderEliminarUn abrazo.