Tome su cara entre mis manos, un torrente de lagrimas la cubria.Ttrate de secarlas una a una con mis besos, algunas me dejaban el gusto a sal del olvido, otras el agridulce sabor del abandono. Mis preguntas no encontraban de su boca respuesta, sus ojos, aún llorosos, me miraban fijamente. Una ultima lagrima comenzó a rodar por su mejilla, me abalance sobre ella para secarla.
En ese momento comprendí que ella era solo un recuerdo…
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