El frio de la noche me golpeo con fuerza, una pertinaz llovizna acompañaba mi andar cansino, mi cuerpo agotado pedia descanso. Solo el sonido de mis pasos interrumpia el recuerdo de los ultimos momentos vividos, un cierto gozo y exitación envolvia mi cuerpo, entibiaba mis sentidos.
Una sonrisa, como un rictus, escapaba de mi boca, estaba feliz, los fantasmas de todo lo perdido, habian sido derrotados. Muchas noches de desvelo y amarguras habian terminado con ese encuentro.
En el bolsillo de mi gabardina llevaba el sobre con lo ganado en aquella ultima partida de póquer y en él, garabateado con rouge, un numero de telefono.
Tinta Roja
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